viernes, 26 de agosto de 2016

La Guillotina : El invento del Terror PARTE 1

En 1789, el médico Joseph Ignace Guillotin propuso un nuevo artefacto para que los condenados a muerte fuesen ejecutados sin sufrimiento y sin discriminación de clase

Los hombres y las mujeres del pueblo eran ejecutados mediante métodos brutales, como la horca, el descuartizamiento o la hoguera
Durante el Antiguo Régimen, las autoridades trataban de conseguir la obediencia a la ley y al rey absoluto a cualquier precio, y para ello recurrían a una justicia ejemplarizante, pensada para atemorizar y escarmentar en carne ajena a la población. Un elemento fundamental de este sistema era la pena de muerte, que se aplicaba de forma habitual y además iba precedida de horribles suplicios para el reo, con el pretexto de arrancarle una confesión.
Se trataba de un castigo profundamente desigual. Por un lado, los aristócratas estaban exentos de la tortura o el maltrato físico o psíquico, y cuando eran condenados a muerte sufrían decapitación, un método rápido y aparentemente indoloro (si lo realizaba una mano experta). En cambio, los hombres y las mujeres del pueblo eran ejecutados mediante métodos brutales, como la horca, el descuartizamiento o la hoguera. Estas ejecuciones solían ir precedidas por las torturas que el juez estimase necesarias y que se llevaban a cabo en público, desde la flagelación y el tormento de la rueda hasta la ruptura de todos los huesos largos del cuerpo o el atenaceamiento, arrancar trozos de carne de diversas partes del cuerpo con unas tenazas.

La pena de muerte a debate

Durante el siglo XVIII, con el triunfo de la Ilustración, muchos juristas y hombres de letras denunciaron el recurso a la tortura, las penas desproporcionadas y los privilegios de la aristocracia; algunos llegaron a pedir la abolición de la pena de muerte. Se puede destacar en este sentido el Tratado sobre la tolerancia de Voltaire (1763) y De los delitos y las penas, de Cesare Beccaria (1764). Todos ellos inspiraron la obra de la Revolución francesa de 1789. Una de las primeras tareas que emprendió la Asamblea Nacional Constituyente fue la elaboración de un código penal acorde con los principios del derecho natural, y fue en ese contexto en el que se planteó el debate sobre la pena de muerte.
El 10 octubre de 1789, un médico de 50 años llamado Joseph Ignace Guillotin presentó una propuesta para establecer la igualdad ante la ley también en los asuntos de derecho penal: «Los delitos del mismo género se castigarán con el mismo género de pena, sean cuales sean el rango o condición del culpable», afirmaba. Este principio, que ahora parece natural, era revolucionario en Francia y tardó años en ser aprobado en el resto de países.

No hay comentarios:

Publicar un comentario